Ramón Pereyra, un auxiliar de enfermería de San Roque de 54 años, se hizo conocido en septiembre del año pasado gracias a un gesto altruista que le valió reconocimiento a nivel local y nacional. Montado en su bicicleta, recorría las casas de personas aisladas para brindarles atenciones y controles médicos.

El enfermero se aplicó la primera dosis de la Sputnik V el pasado miércoles 6 de enero, junto a otros 20 integrantes del equipo de  salud del Hospital de San Roque. “Hasta ahora no manifesté ningún síntoma raro. A excepción del jueves, cuando me dolió un poco la cabeza, pero me pasó rápidamente tras tomar un paracetamol”, contó a Diario época.

Ramón dijo que, al principio, tenía algunas dudas sobre la vacuna. Sin embargo, se encuentra más tranquilo ya que no tuvo reacciones alérgicas.

Sobre la evolución de sus compañeros, narró que no hubo efectos adversos o que no generen otras inmunizaciones. “Hubo algunos vacunados con un leve decaimiento. Y un caso particular: un enfermero de 50 años que levantó temperatura, dolor de garganta y otros síntomas gripales”, precisó. Todos fueron transitorios y progresaron de forma positiva.

Su trabajo continúa
La vacuna es importante para él, ya que por su profesión, se mueve constantemente por el pueblo. En la actualidad, visita diez hogares por día y lo hace a bordo de una motocicleta que recibió de regalo tras conocerse su historia. Un rodado que le viene muy bien en jornadas de altas temperaturas.

Consultado sobre si se siente más seguro tras recibir la primera dosis, Ramón sostuvo que nunca tuvo miedo, porque siempre salió “con todos los cuidados y con mucha fe”.
“Les digo a los jóvenes que piensen más en las consecuencias de movilizarse, ya que pueden contagiar a sus padres y a sus abuelos”, dejó como mensaje final.

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