Familiares y allegados de los 44 del ARA San Juan reclaman que el Gobierno reflote el submarino para determinar las causas de su hundimiento tras el hallazgo de la nave anunciado en la madrugada de este sábado por la Armada Argentina. Desde el ministerio de Defensa sostienen que los costos serían demasiado elevados.

Si se toma como referencia un caso similar de hace casi dos décadas, la estimación sería al menos polémica. En octubre de 2001, las empresas holandesas Mammoet y Smit reflotaron el submarino ruso Kursk que estuvo 14 meses hundido en las gélidas aguas del Mar de Barents. Tras 86 días de arduo trabajo, lo llevaron a puerto.

El costo de la operación para las fuerzas armadas rusas fue de 65 millones de dólares. La nave estaba a 100 metros de profundidad -el ARA San Juan está a unos 907- aunque en aguas que por su baja temperatura y extrema salinidad complicaron el rescate. El agua en Barents suele estar entre los 0 y los 3 grados. La media de sal en agua es de 35 gramos por litro.

Si se toma esa cifra como parámetro y se compara con lo que a diario se pagan como intereses de las Letras de Liquidez (Leliq), el precio de rescatar al submarino ARA San Juan -salga lo que salga- para darle respuesta a los deudos y a la sociedad sobre lo ocurrido, parece irrisorio. El BCRA paga unos 1.000 millones de pesos. Con un dólar promedio de $ 37, se erogan más de 27 millones de la divisa estadounidense a diario a los que adquieren la letra. Con tres días, se pagaría un operativo similar al del Kursk ruso.

La empresa Ocean Infinity, emitió un comunicado en el que asegura disponer de dos ROV –Vehículos Operados Remotamente- capaces de recuperar objetos que pesan hasta 45 toneladas de hasta 6.000 metros de profundidad. El ARA San Juan pesa más de 2.300 toneladas.

“La empresa que lo encontró dice que tiene las herramientas para sacarlo. Desde el gobierno, se fijan más en la plata que van a gastar que en sus soldados y en que puedan volver con sus familias”, dijo Luis Niz el padre de uno de los tripulantes.