Inf.Gral
Miercoles, 16 de Abril de 2014
MARISOL OYHANART MURIÓ DE ASFIXIA POR AHORCAMIENTO
Fueron los resultados preliminares de la autopsia realizada en la Morgue Judicial de La Plata. Hoy fue liberado el marido de la víctima por falta de pruebas. Siguen los rastrillajes en la zona de chacras de Saladillo, en busca del celular de la mujer de 38 años.
Marisol Oyhanart, la mujer de 38 años cuyo crimen conmueve a la ciudad bonaerense de Saladillo, fue asesinada por "asfixia y ahorcamiento", según los resultados preliminares de la autopsia realizada en la Morgue Judicial de La Plata.
Un primer informe de las observaciones realizadas por los médicos, quienes analizaron el cuerpo en el lugar del hallazgo, indicó que la víctima presentaba golpes en el cráneo y en otras partes del cuerpo. Además, fuentes de la investigación revelaron que también se detectaron algunas marcas en el cuello. Los peritos también preservaron las manos de la víctima para poder realizar hisopados en las uñas a la espera de determinar si hay algún resto de material genético que pueda identificar al asesino mediante un ADN.
En tanto, agentes policiales se aprestaban para retomar rastrillajes en Saladillo con el fin de hallar el celular de la víctima. Oyhanart, quien era docente pero no ejercía porque trabajaba en la distribuidora familiar, había salido a las 15.15 del lunes último de su casa y, a las 15.45, se comunicó por celular con su familia. Alrededor de las 19 de esa misma jornada, como la mujer no había regresado a su vivienda, su esposo radicó una denuncia de desaparición. El cuerpo sin vida de la mujer fue hallado a las 7 en una zona de chacras, con golpes en el rostro y en la cabeza. Cerca de la escena del crimen, los investigadores encontraron los auriculares y los lentes de la víctima, pero no su teléfono celular.
Por su parte, Sergio Rachit, marido de Marisol, fue liberado hoy luego de haber estado demorado e incomunicado más de 12 horas en la comisaría local. El hombre fue puesto en libertad esta madrugada, luego de haber permanecido demorado e incomunicado desde el mediodía de ayer, cuando declaró ante la fiscal del caso, Patricia Hortel, en una causa caratulada como "muerte violenta". Los investigadores lo habían incomunicado tras observar algunas inconsistencias en su declaración, pero fue liberado por falta de pruebas.
Un primer informe de las observaciones realizadas por los médicos, quienes analizaron el cuerpo en el lugar del hallazgo, indicó que la víctima presentaba golpes en el cráneo y en otras partes del cuerpo. Además, fuentes de la investigación revelaron que también se detectaron algunas marcas en el cuello. Los peritos también preservaron las manos de la víctima para poder realizar hisopados en las uñas a la espera de determinar si hay algún resto de material genético que pueda identificar al asesino mediante un ADN.
En tanto, agentes policiales se aprestaban para retomar rastrillajes en Saladillo con el fin de hallar el celular de la víctima. Oyhanart, quien era docente pero no ejercía porque trabajaba en la distribuidora familiar, había salido a las 15.15 del lunes último de su casa y, a las 15.45, se comunicó por celular con su familia. Alrededor de las 19 de esa misma jornada, como la mujer no había regresado a su vivienda, su esposo radicó una denuncia de desaparición. El cuerpo sin vida de la mujer fue hallado a las 7 en una zona de chacras, con golpes en el rostro y en la cabeza. Cerca de la escena del crimen, los investigadores encontraron los auriculares y los lentes de la víctima, pero no su teléfono celular.
Por su parte, Sergio Rachit, marido de Marisol, fue liberado hoy luego de haber estado demorado e incomunicado más de 12 horas en la comisaría local. El hombre fue puesto en libertad esta madrugada, luego de haber permanecido demorado e incomunicado desde el mediodía de ayer, cuando declaró ante la fiscal del caso, Patricia Hortel, en una causa caratulada como "muerte violenta". Los investigadores lo habían incomunicado tras observar algunas inconsistencias en su declaración, pero fue liberado por falta de pruebas.
Fuente: La Razón
